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Del cuñado 1.0 al sobrino 2.0

Pepe Gotera y Otilio chapuzas a domicilio
Tiempo de lectura: 4 minutos

Pepe Gotera y Otilio chapuzas a domicilio

Hemos pasado del cuñado 1.0 al sobrino 2.0. La situación de confiar el diseño de la web a alguien no profesional es un error demasiado frecuente entre muchas pymes, lo que lastra durante mucho tiempo (más de lo que los afectados imaginan) la presencia en Internet de la empresa y la imagen corporativa que transmite dicha web a sus potenciales clientes y usuarios, abriendoles las puertas de par en par a que la competencia más directa se posicione mucho mejor que ellos en Google.

Habitualmente reviso páginas web con objeto de actualizarlas, redefinir objetivos y estrategias, etc. Os puedo decir que en la gran mayoría de los casos me encuentro con el “efecto sobrino”, esto es, que el sobrino, amigo, cuñado o familiar del propietario de la empresa le monta la web gratis o por 4 duros pero sin conocimiento ninguno.

Ante el «efecto sobrino” os podéis imaginar cual es el resultado: un absoluto desastre. Siempre he sido de la opinión que las cosas y los servicios han de ser de calidad, y si no te lo puedes permitir en ese momento, pues es mejor esperar. ¿Acaso alguien se atrevería a ponerse en manos de un supuesto profesional que simplemente ha realizado un curso de 3 meses en el INEM por el hecho de que sea más barato o no le cobre? Entonces, ¿por qué esa misma persona deja en manos de alguien inexperto que ha realizado un curso de HTML la importante imagen corporativa de su web o su empresa? No lo comprendo, ¿como no se dan cuenta de que están generando una nefasta imagen de su empresa en Internet?

Lo barato, como se suele decir, al final sale caro. Lo dicho: ante el “efecto sobrino” es mejor esperar, y cuando dispongas de recursos suficientes, poner en marcha la presencia online de tu empresa o proyecto de manos de profesionales con experiencia contrastada.

A continuación enumero los errores más frecuentes con los que uno puede encontrarse:

  • Intro en flash: No aporta nada, son odiadas por los visitantes y penaliza el posicionamiento.
  • Páginas diseñadas íntegramente en flash: Además de influir negativamente en el posicionamiento, llevan varios años pasadas de moda.
  • Menús de navegación: No están correctamente definidos, muchas veces existen demasiadas opciones o submenús que hacen imposible una navegación coherente.
  • Excesiva información: Muchas páginas contienen información en exceso, lo que hace que el navegante desista en su visita. Hay que ir al grano, no más palabras y contenidos de los estrictamente necesarios.
  • Poca información: Justo lo contrario, las distintas secciones apenas contienen información, a lo sumo un par de líneas pero sobre todo que no falten las fotos de lo guapos que son los dueños, la foto de la fachada y de los vehículos de la empresa, acompañados de una captura de su situación a través de Google Maps.
  • Imágenes no adecuadas: Las imágenes deben de ser o estar relacionadas con la temática de la web. Las que no aporten nada al resto de contenidos es mejor obviarlas.
  • Links: Links rotos, inadecuados, sin ninguna relación, etc. Cuando se incluye un link deberá de ser interesante y relacionado con la temática de la web o la empresa, si no no vale para nada, no lo digo yo, lo dice Google.
  • Estándares: Generalmente no se suelen cumplir los estándares de accesibilidad ni validación del W3C para la web.
  • Posicionamiento: El posicionamiento sin duda es la carencia más importante en las webs, y por lo tanto permanecen aisladas y no cumplirán sus objetivos.
  • Errores ortográficos: Sin comentarios…
  • Traducciones a otros idiomas: En muchas ocasiones no son traducciones profesionales y contienen infinidad de errores que hacen mella en la imagen de la compañía.
  • Excesiva preocupación por el diseño: En muchas ocasiones la web tiene tantas imágenes, animaciones, etc., que termina pareciendo un bazar chino o una feria.

Aún hay miles de ejemplos de cada uno de estos fallos, seguro que conoces a alguien cercano que haya o aun siga sufriendo el “efecto sobrino” o incluso te puede haber pasado a ti. La moraleja de todo esto es clara: zapatero a tus zapatos. Si no descuidas tu salud acudiendo a un matasanos, tampoco deberías descuidar tu imagen corporativa y la captación de potenciales clientes dejando el diseño y el posicionamiento de tu web a merced del “efecto sobrino”.

Este artículo fué publicado por German Piñero el 14 de Octubre de 2009

En el caso de las Redes Sociales todo gira en torno a la pregunta: “¿debo incorporar un community manager a la plantilla?”

La respuesta es siempre la misma “¿para qué quieres un community manager?”

Muchos anunciantes están desbordados por las noticias en las que se habla de acciones 2.0, presencias en Facebook, canales de Twitter, etc. tienen la sensación de que se está perdiendo algo y lo quiere solucionar contratando a un experto.

Lo malo es que definen experto en Redes Sociales como alguien que “sepa manejar las herramientas”. Y además están dispuestos a pagar acorde con lo que valoran a una persona que “sepa manejar twitter”… unos 15000€/año, es decir un becario con tarjeta.

Me da miedo que esta situación genere algo parecido a lo experimentamos muchos a finales del siglo pasado, cuando agencias interactivas competían con el “cuñado del jefe que se había bajado un frontpage”. Las empresas no distinguían, porque no sabían para qué querían una web o una campaña. Simplemente pensaban que se perdían algo si no lo hacían.

Ahora ya no es el cuñado (que abandonó el Frontpage, se instaló el Dreamweaver y ahora tiene una tarjeta de consultor), ahora se busca a un nativo digital que twittee. Y esto tiene un inconveniente: o bien el chaval va a su bola e intenta lidiar desde su frente con su mejor intención y la empresa le deje hacer porque les da un baño de 2.0; o bien dice algo que alguien considera inadecuado, le cae un repaso que le deja temblando y desde ese momento un twitt requiera 5 firmas antes de darle al enter.

Un community manager es la cara visible de la organización en muchos puntos de contacto con clientes y potenciales. Y esto hay que cuidarlo. La empresa se juega mucho. Esta persona ha de saber de marketing, de servicio al cliente, de producto, ha de conocer a fondo la organización, ha de saber reportar a quien corresponda en cada caso… y toda la empresa, ha de estar dispuesta a escuchar proactivamente lo que diga.

Los casos de éxito no son las marcas que abren una fan-page y en 4 semanas consiguen 120 amigos. Los casos de éxito son empresas que están dispuestas a escuchar y a aportar valor a la conversación en redes (ej: Banco de Sabadell, Zappos, etc.), empresas que escuchan y actúan en consecuencia, no las empresas con 120 amigos.

Así que planteémonos ¿para qué queremos un community manager?

Publicado originalmente por Pepe Tomé aka Exkimal Digital el 11 de Diciembre de 2009